jueves, 20 de septiembre de 2018

SOLEDAD, TERRITORIO LIBRE



17-8-12
 

La vida, si reflexionamos con tranquilidad, con buen ánimo, siempre nos interpelará sobre nuestra felicidad o sufrimiento, cada cierto tiempo, cuando nos sentimos satisfechos o tristes.  Y nos acompañará un sentimiento de resignación o de fatal aceptación de lo desgraciados que hemos sido y somos. Por cierto, en el momento en que sentimos esta necesidad de explicarnos qué ha ocurrido en nuestra vida, cómo es que hemos devenido a este estado que estamos experimentando, es porque estamos viviendo un momento de satisfacción o de sufrimiento. Si no, no nos haríamos tal pregunta.

He encontrado un texto que me ha dado cierta luz para ayudarme a reflexionar. Sigmund Freud escribe en El malestar de la cultura: “El sufrimiento nos amenaza por tres lados: desde el propio cuerpo que, condenado a la decadencia y a la aniquilación, ni siquiera puede prescindir de los signos de alarma que representan el dolor y la angustia; desde el mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros con fuerzas destructoras omnipotentes e implacables; por fin, desde las relaciones con otros seres humanos. El sufrimiento que emana de esta última fuente  quizá nos sea más doloroso que cualquier otro; tendemos a considerarlo como una adición más o menos gratuita, pese a que bien podría ser un destino tan ineludible como el sufrimiento de distinto origen”.

En buena cuenta, nuestro placer, satisfacción o sufrimiento depende en mucho de los demás. Y también, en gran medida en cómo nos relacionamos con ellos. El tiempo nos enseña las actitudes y comportamientos que debemos mantener con otras personas, de modo que seamos sinceros, auténticos, sin dobleces, para tener la conciencia tranquila, en paz. Sin embargo, es necesario hacer una distinción entre las personas a las que estamos ligados. Las que tiene mayor relación con nosotros, las que llegan a formar parte de nuestra vida íntimamente son las que conforman nuestra familia nuclear: padres, cónyuge e hijos, hijas.  En este caso, no bastan actitudes, comportamientos correctos. Estamos pendientes de su bienestar, y lo bueno o lo malo que les ocurra sacude nuestro ser muy profundamente. Mientras les significamos algo en este cuidado o preocupación por ellos estamos sintiéndonos útiles, necesarios. Muchas veces dejamos en un plano secundario nuestra propia satisfacción por atenderlos, porque ayudarlos, serles útiles nos proporciona una razón de vida, pero no nos damos cuenta que estamos construyendo una pernicioso cordón umbilical que hemos debido ir cortando. Al final, estamos dependiendo más de ellos que ellos de nosotros. Y en determinado momento, seremos un lastre para las personas que queremos, que quieren levantar vuelo, en libertad, para construir su propia vida. Pero nos hemos atado a ellas y su libertad significa nuestro sufrimiento, sentimos que hemos perdido nuestra razón de vida.

Esta realidad es más sentida en la actual manera de vivir de los jóvenes, cuando todo llamado a la libertad significa romper lazos. Los tiempos cambian, necesariamente, y esta es una manera de expresarse. Es natural que los padres que frisamos los cincuenta o los sesenta años no encontremos en esta situación de desconsuelo o desazón. Antes, los hijos dejaban la casa después de un noviazgo formal y un matrimonio con todas las reglas de vestido blanco y llanto de despedida. Ahora, se van antes, si a vivir solos, solas, o a convivir. En el primer caso, los padres tenían la tranquilidad de que el nuevo matrimonio construiría su vida, igual que ellos, resolviendo las dificultades y celebrando sus alegrías con los hijos que comenzarían a llegar. Ahora los padres viven pendientes de los hijos y no sueltan los lazos que arrastran alegrías o tristezas, porque viven siempre pendientes de ellos. Estoy hablando de los padres que ahora frisan los cincuenta o sesenta años. No me imagino cual será la realidad de la nueva generación de padres en esta cada vez más cambiante sociedad.

En la sosegada vida de los sesenta del siglo pasado, los padres envejecían con la satisfacción de la tarea concluida, criaron hijos que comenzaron una vida hermosa. Recibían en sus últimos años la recompensa de recibir el cuidado de los hijos y los nietos hasta que se iban, de puro viejos. No eran un estorbo en la familia, vivían en su mundo de recuerdos compartidos. Hasta que se iba uno y a los pocos meses le seguía su pareja. Cuando moría papá, mamá le dijo: “en tres días estoy contigo”. Los abuelos no eran un estorbo, eran la felicidad de los nietos, ahora son los empleados del hogar que no se pueden pagar, son necesarios para cuidar la casa o para ocuparse de los nietos, porque los padres tienen que trabajar hasta tarde la noche.

De los años sesenta a la actualidad, si no ayudan, los abuelos son un problema, y más si se entremeten en la vida de la pareja. Y claro, difícil dejar de meterse en cómo educar a los nietos si toda la vida fue preocuparse por la felicidad de los hijos.

Al final, si los hijos se van (una película mexicana, melodramática, llevó como título. “Cuando los hijos se van”, tendré que volver a verla) y dejan solos a los padres, y si uno de ellos muere, cómo dejar solo, sola, a  la abuelita, habrá que llevar la carga, sabe dios hasta cuándo. Y qué sentimiento del padre, de la madre, encontrarse en  esa situación. Pero son los padres abuelitos, de ochenta y más años. ¿Y los padres de sesenta, setenta años, que todavía se sienten útiles, que creen que sus hijos los necesitan? No entienden que ya terminaron su papel y que solo les queda verse el uno al otro para disfrutar los últimos años de pareja de esa vida que tuvo sus cosas malas y también buenas. Y, si uno de ellos se va y todavía habrá que vivir varios años, cómo resignarse a la soledad. Cómo adecuar las ideas propias sobre la vida, sobre la felicidad, a las de los hijos para compartir los años que quedan en feliz convivencia. Cómo entender cuándo estamos estorbando, cuándo estamos molestando la existencia del hijo, aún cuando creemos que queremos ayudarlo con todo el cariño del mundo, porque “ningún padre, ninguna madre quiere lo alo para el hijo, para la hija”.

Entonces, es el momento de pensar. Toda una vida para terminar en sufrimiento, en pesar, en desasosiego. No es justo. Entonces, ¿Qué ha ocurrido? Ocurrió que hemos vivido creando lazos muy fuertes de dependencia, preocupándonos de los hijos y no pudimos dejarlos ir, tanto que nos olvidamos de nosotros mismos.

Es cierto, nadie puede estar en pellejo de otro. Se puede decir con toda razón: tú no estás sintiendo, no estás viviendo lo que yo vivo en este momento. Es cierto. Nos pueden decir, con toda razón, que no tenemos derecho a decir que es posible envejecer sintiéndonos felices porque tenemos una pareja al lado o unos hijos que están pendiente de nosotros. Y es cierto. Uno no sabe cómo es que construyó esta familia, porque no hubo fórmula.

Sin embargo, es necesario dar respuesta a la interpelación de la vida: ¿te mereces los últimos años de tu vida en sufrimiento o en placer, gozo de haber pasado por este mundo con todas sus experiencias, o en un lamento y sufrimiento inútil hasta los últimos minutos? La respuesta es obvia: quiero ser feliz, que los momentos de triste recuerdo sean de dulce nostalgia de aquello que pudo ser y no fue, que sea parte de aquello que construyó la vida con sus errores y faltas propias y ajenas que no pudimos manejar, pero que al final deben dejarse guardadas para recoger y mantener las que nos han producido mayor felicidad. Total, quién decide lo que nos agrada? Nosotros, solos, nadie más.

El quid de la cuestión, la madre del cordero es, recordando la cita del Freud, cuánto fuimos construyendo en la vida dependiendo de los demás, padres,  hijos. Cuánto de nuestra felicidad, siquiera momentos gratos, dependieron de los demás. En otras palabras: cuándo perdimos la orientación. Cuándo dejamos de  pensar en nosotros mismos. Cuándo dejamos de vernos en el espejo que envejece junto a nosotros mismos. Cuándo vimos más allá de los afeites, de los cosméticos que utilizábamos para agradar  a los demás, cuándo vimos al interior de nosotros mismos para ir fortaleciendo nuestra aceptación con defectos y virtudes. Cuándo nos dimos cuenta de que estábamos dependiendo de que los amigos nos dijeran: estás gordo, estás enflaqueciendo, se te ve mal, qué te pasa, qué bien estás y tantas bobadas que debimos mandar al diablo. Era el momento para pensar que estábamos débiles para enfrentarnos a los años de soledad. (Ricardo Ráez Ruiz)

viernes, 20 de septiembre de 2013

SEGUIMOS SIENDO (Después de ver la película de Javier Corcuera.)





15-9-13        

       Es cierto, más que en los libros, es en la música, en la danza, en los cantos que nos reconocemos. Quienes perdimos los caminos volvemos por las imágenes que nos devuelven la patria.

       Y lloré por tanto espíritu olvidado.

       Igual que el amor y respeto por mi acequia, por mi cerro tutelar, mi apu venerado, así de grande es mi abominación a quienes me despojaron de mi ser, a quienes todavía desgarran con sus zarpas desalmadas las entrañas de mi historia.

       En los rostros, en los ojos, en las arrugas queridas que testimonian  los años de persistencia de permanecer al lado del manantial que vivifica espíritus hallo mi fuente nutricia. Gracias, madres, les debemos tanto los huérfanos, los desterrados, gracias por mantener viva nuestra alma.

       Es la historia, pasada, pero también actual, de despojo, de destrucción e imposición de extrañas deidades y absurdas mentalidades. El poder invasor derruyó ciudades y templos. Sometió a la servidumbre a pueblos señoriales. Ahora, los descendientes, los herederos del poder, continúan la expoliación con sus cantos de sirena de un soñado desarrollo y el manoseado cuento de la democracia. Y así siguen destruyendo pueblos y destinos.

       Y el gran imbécil dice que los indios son tristes. ¿Qué espera el gran imbécil? ¿Después de tanto despojo y destrucción?

       Allí están nuestros pueblos celebrando a los únicos dioses que los protegieron, a los apus, a las cochas, a los ríos, a la grandiosa madre naturaleza. Gracias a ellos se mantiene viva la esperanza de una vida feliz.

       Pero la ambición de los miserables que han vendido su alma por unos cuantos soles que compran residencias lujosas y alimentan hasta el hartazgo su obesidad y sus vicios insiste en destruir historia y destinos. Es necesario rechazar cantos de sirena sobre emprendedores y serranos triunfadores (convertidos en nuevos expoliadores) y volver a nuestros pueblos con amor a pagar deudas históricas.

       Gracias, amigo Corcuera, tu arte ha alcanzado inmensa dimensión humana.


                                        Ricardo I. Ráez R. 

sábado, 17 de agosto de 2013


Para dar testimonio de que la historia se repite, publicamos dos de las primeras notas de CAMBALACHE, cuando únicamente circulaba vía correo electrónico.






   Año I, núm. 2.     20 de setiembre de 2012

                                                                     A Raúl Wiener, ejemplo de periodista.
                                                                                                             
                                                                      

LECTURA DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN

 Una niña de ocho años es muerta por un balazo en la espalda tras el fuego cruzado en un operativo de las fuerzas combinadas del ejército y la policía contra terroristas”, informa un diario.  El hecho ocurrió el 8 de setiembre en el anexo de Ranrapata, distrito de Santo Domingo de Acobamba, en Huancayo.  “El padre de la víctima y el abuelo materno aseguraron a la prensa que los agentes del orden ingresaron a su vivienda, donde dispararon y posteriormente arrastraron el cuerpo de la niña unos 50 metros, hasta dejarla sobre unos matorrales –LA PRIMERA. Domingo 16 de setiembre de 2012.

Sólo unos días después de que las fuerzas armadas y policiales comunicaran el suceso, sin  mencionar la muerte de la niña,  se conoce este hecho por la denuncia del alcalde de Ranrapata.     El analista político “Carlos Tapia reveló que los efectivos policiales a cargo del operativo tuvieron conocimiento de la muerte de la menor y sin embargo no transmitieron la información a través de la cadena de mando(LA PRIMERA, 15 de setiembre de 2012).

Como resultado de  la misma operación, las fuerzas armadas y policiales traen a Lima a tres niños, de diez meses, de cuatro y de ocho años.  Dicen que los han rescatado, que eran  pioneritos, niños secuestrados por grupos terroristas. Después se sabrá que no era cierto, que eran beneficiarios del programa Vaso de leche e incluso eran estudiantes del centro educativo de Ranrapata”, (como informó el alcalde, que agregó: Nadie me hizo caso ni me preguntó sobre ellos”).  Los retienen en la pista de aterrizaje por varias horas hasta que lleguen los periodistas, la prensa y la Televisión y la primera dama y la ministra de la mujer. Entonces comienza el espectáculo: Las fotos ilustran el amoroso cuidado de las damas acogiendo a niños de muy corta edad. 

Al día siguiente, en todas las primeras planas, en todos los noticieros de la televisión se suceden las imágenes de las damas y se da gran publicidad al operativo de las fuerzas conjuntas del ejército y de la policía.  El congresista Fredy Otárola dirá que “el operativo fue impecable”. ¡¿Impecable?! Una niña muerta, niños secuestrados y varias mujeres acusadas falsamente de terroristas –que después serán liberadas- y  todo el trauma causado a los niños y a los pobladores, ¿no significa nada?

Y la perla: el ilustrísimo señor Cardenal  Juan Luis Cipriani,  minimizando la muerte de la niña y mostrando su verdadera cara y posición  en este mundo terrenal, dice: Las intervenciones militares contra el terrorismo no pueden ser  con guante y mandil y (pidiendo) permiso para entrar”. Para un cardenal que combate el aborto en todas las circunstancias, a todo pulmón en cada homilía,  ¿esta vida no le significa nada? ¿Qué vidas le parecen valiosas? ¿No lo fueron las de decenas que se perdieron en el cuartel de Los Cabitos cuando estaba de obispo en Ayacucho y cuyos cadáveres se están desenterrando hasta ahora? Seguro que este cardenal asume también que se justifica la muerte de diez individuos si en el grupo hay tres o algún terrorista.

Nadie pretenda enlodar a nuestras heroicas fuerzas armadas que luchan día a día por defender la democracia. Que no la enloden los malos efectivos. Ya no estamos en el régimen del dictador A. Fujimori, que cumple condena por corrupto y asesino. La democracia debe mostrarse limpia y llegar a todos los rincones de nuestra patria. Ha habido un mal operativo. Luego se ha agraviado a niños y pobladores, se ha mentido en las altas esferas. No se puede mezclar las cosas. Es necesario dar respuesta rápida con la verdad y pedir perdón al ofendido. La confianza en la democracia está en juego.

Algunos congresistas pretender salvar su imagen pidiendo investigación de los hechos. Por cierto, comenzará, ¿y cuando terminará?  Tenemos la experiencia que las fuerzas armadas no envían nombres de los jefes involucrados en acciones por investigar, no dan informes, y se dilatará la investigación y al final la democracia seguirá herida, lamentablemente, como se dice.

Ya han pasado varios días, se ha empleado mucho tiempo en el congreso; se dan argumentos de toda especie. Sin embargo, ahí están los hechos. Está en prueba la confianza de los millones de peruanos en la democracia, en la que creemos y por la que tenemos que levantar la cara y debemos defender. Es la única manera de derrotar a todo terrorismo: lograr que todos los peruanos confíen en la democracia. Que en cada rincón del país se entienda que no hay peruanos de primera, de segunda, tercera y cuarta categoría.

Al final, ¿qué va a quedar?

La convicción de que todo sigue igual en el país. Las poblaciones del interior indefensas, sin atención de su gobierno. Sin esperanzas.  Raúl Mayo Filio, en El Comercio, domingo 16 de setiembre del 2012, informa: “Ranrapata, el aislado centro poblado de Junín (…) es uno más sumido en la extrema pobreza (…). Donde los niños viven sin alimentos, abrigo ni la mínima atención de salud. (…) la única fuente de agua de la comunidad es un manantial que los pobladores comparten con las bestias de carga y los animales domésticos. No hay saneamiento básico, tampoco electricidad; menos una carretera. La penosa realidad está plasmada en los rostros de los niños llenos de llagas por infecciones cutáneas, con ojos enrojecidos por la conjuntivitis, pelo rojizo producto de la desnutrición. En estas condiciones, un pueblo es presa fácil para el engaño.” Con seguridad, el Cardenal jamás irá a llevarles consuelo alguno. Y dirá: “La criatura está muerta. Recemos y busquemos la mejor manera de actuar.” Le decimos: ya estamos cansados de rezar, lo estamos haciendo desde hace siglos, y cierto, mejor busquemos qué hacer, comenzando por llevar auxilio y justicia a esa poblaciones, con el ejemplo.

La lucha contra los terroristas debe comenzar por atender las necesidades primarias de estos pueblos olvidados. Los olvidados de siempre deben sentir la presencia del gobierno en realizaciones concretas y no en promesas que no se cumplirán. Deben sentir la sinceridad de quienes dicen respetar sus derechos y ser considerados ciudadanos como los que viven en Miraflores o en La Planicie.

No creo en “investigaciones”. La verdad se ocultará entre los folios de los juzgados. Ya en el comunicado oficial del 25-2012-CCFFAA se decía en el ítem 3: “El operativo se desarrolló con presencia de personal del Ministerio Público que elaboró el acta correspondiente, haciéndose cargo del caso (…).” Sin embargo, el Fiscal de la Nación, José Peláez, reveló que el Ministerio Público desconocía la realización del denominado “Operativo Mantaro” y que “la fiscal Elaina Aguilar Solórzano recién tomó conocimiento del hecho, el pasado 09 de setiembre, cuando se encontraba en la base militar de Pichari” (información publicada en La Primera, sábado 15 de setiembre de 2012). Entonces, ¿en qué investigaciones vamos a confiar con todos los antecedentes que conocemos?

Es triste reconocer que parece que las cosas seguirán igual como siempre.

¿Qué piensan ustedes, queridos amigos? Quisiera conocer sus opiniones. Y si les parece pueden reenviar CAMBALACHE a sus amigos.

                                                                  Ricardo I. Ráez Ruiz



El derecho de hablar








Amargura 1                                    9-3-12


       Leo las entrevistas a Armando Villanueva en El Comercio, y a Gustavo Espinoza en Hildebrant en sus 13. Dos vidas concluidas, 97 y 70 años. Desde niños se dedicaron a la política. Alcanzaron el poder. Soy testigo de sus discursos, de su ópera en las calles, en el Congreso. Ahora veo que toda la mascarada no condujo a nada firme. Sus acciones se desvanecieron en la realidad más cruda y brutal que ahora vivimos y no aceptan su culpa. La culpa de haber manejado esperanzas, de haber traficado anhelos.

       ¡Ah, Cambalache! Cada vez, verdad inmortal.   

       Comunistas, apristas, vieja mermelada. Las pocas conquistas del pueblo fueron logradas por los cientos de muertos que quedaron en calles, ciudades y caminos. En todos los pueblos del mundo. El gran capital compra honras, inteligencia, y sigue prosperando a expensas de las enormes multitudes de pobres y miserables que cada día dejan pulmones, sangre e hijos, muchos hijos sin futuro, a no ser la cárcel o los hospitales.

       Todo se compra. Lo compra el que tiene dinero, según la cantidad se obtiene lo que se quiere. Desde el comerciante de la esquina, el profesional exitoso (es decir, el que se vende bien), los empresarios traficantes, las grandes empresas nacionales y transnacionales. Todos compran: mujeres, ostentación, salud, periodistas, políticos, seguridad. El poder es el dinero. Sí, mi querido Quevedo, poderoso caballero es don dinero. Con el dinero se compra intelectuales que desarrollan hermosas teorías, escritores lúcidos que afianzan el equilibrio del mundo, científicos privilegiados con su cociente intelectual que alientan la depredación de la naturaleza.

       Amargura. Seguiremos así por los siglos de los siglos.

       Sálvese quien pueda. La ópera continúa. La música seguirá removiendo, en solitarios cultores de arte, amores,  sentimientos y anhelos de felicidad, entonteciendo multitudes, congregando provincianos tercos en la música del terruño. La creación literaria seguirá produciendo historias para entretenimiento de quienes puedan comprar y leer. Pero ahora  los medios marcan la pauta. La televisión ofrece las modas en actitudes, pensamientos y lenguaje. El vedetismo incluirá periodistas y conductores de TV. Todo tiene su precio.

       En los años 60 la imagen del pequeño burgués, comodón, desinteresado de los problemas sociales, era la imagen del individuo despreciable, que tan solo vegeta. Nada más espantoso que llegar a serlo. En tanto los años pasaban y venía la familia. Y qué culpa tenían los hijos de la locura del padre de querer un mundo más justo. Y el “dulce encanto de la burguesía” contaminaba las convicciones. Y se iba perdiendo lo que se decía: “la autenticidad”.

       El peso de la realidad. Cambalache. Sobrevivir.

       Bueno, diremos, es la vida. Sin embargo, reclamo. Grité en las calles, marché en las huelgas. Qué dejaron los líderes. Discursos, organizaciones larvadas. Intelectuales de izquierda, respetables investigadores, pensadores que iluminaron el conocimiento de esta realidad nuestra. Y los otros figurantes, poseros, qué gusto por ser reconocidos, qué dicha recibir el premio a sus trabajos intelectuales en la fotografía del diario y ojalá en un segundo de la televisión. Qué dejaron. Morirán y se irán con la sonrisa de haber contribuido a la gran revolución peruana. Lo cierto es que pudieron sobrevivir con la divulgación de los libros leídos y repetidos. Y cuánto valioso se perdió en el camino. Sobrevivir. ¿No, señor Macera?

       En el camino, cuántas vacas sagradas, cuántas figuras construidas para el imaginario popular a punta de repetir: el maestro, el mejor alcalde, el mejor presidente. Nada más que la opereta de una historia mal escrita. La realidad está ante nuestros ojos: una ciudad caótica, con los altos índices de inseguridad y criminalidad; un país saqueado por mineras, con pueblos sin agua y desagüe, con niños muertos de frío en el invierno puneño, con pueblos con ríos y campos contaminados, aquí nomás en el Callao, con plomo en la sangre. Y la lista de miserias es interminable mientras los bien pagados periodistas leen con énfasis que estamos en el mejor de los mundos con nuestra macroeconomía al máximo.

       Desfilan en los medios de comunicación generales, ex ministros del interior, ex magistrados, para dictar recomendaciones sobre cómo solucionar los problemas del país y de la ciudad, problemas que ellos no pudieron solucionar. Son tan caradura, sinvergüenzas y cínicos.

       Cómo entender que el país sea el primer productor de cocaína en el mundo y no se toca a nadie, salvo uno que otro pequeño traficante. ¿No se dice que el narcotráfico corrompe policías, políticos, abogados, magistrados, periodistas, funcionarios públicos, gobernantes? ¿Y no se encuentra ninguno en el país? ¡En qué cárcel están?

       ¡Qué país, Cambalache!

       Y qué bonito es hablar de valores. Es necesario enseñar valores. Así como desde el púlpito, recemos para que el mundo sea bueno. Recemos. Enseñemos. En tanto, aquí en nuestra calle, nuestros muchachos, sobreviviendo si tienen los medios, o delinquiendo si no lo tienen.

       Es el poder, el poder del dinero. Lo compra todo. Nosotros no lo tenemos.       Sin embargo, todavía estamos aquí y tenemos el derecho a hablar.
      


jueves, 25 de julio de 2013

Con la política...¡nos jugamos la vida!






ELECCIONES 2016

Julio, 2013. Los medios de comunicación ventilan asuntos coyunturales. Aparecen los vivos de siempre para pescar  en mar revuelto. Son sinvergüenzas, caraduras, cínicos. ¿A quién quieren engañar? ¿A los jóvenes que viven el confort de su clase media satisfecha? ¿A la gran masa que afanada en sobrevivir no tiene tiempo para informarse y reflexionar? Esta gran masa domesticada para quien se propalan programas estupidizantes en la televisión.

Es necesario salir al paso de esta gentuza. Es necesario interesarse en la política y ventilar los actos que nos atañen a todos. Nuestra vida está ligada a la política: nuestra alimentación, estudios, paz familiar, seguridad, trabajo esparcimiento… ¿Quién decide sobre nuestra vida, ahora y en el futuro? La gran masa de electores. A ellos llegan los encuestadores y ofrecen sus resultados a los políticos que manejan esos engendros llamados partidos políticos para que ensayen todos los medios de sugestión y manipulación para llevar agua a sus molinos.

Quienes tenemos tiempo para informarnos y reflexionar, o para compartir testimonios que salgan al paso de los sinvergüenzas,   estamos  obligados  a  llegar a  esa gran masa de electores para que reaccionen ante los embaucadores. Porque nuestra vida, nuestro destino está en sus manos, sin exagerar. Llegado el momento de elecciones se acentúan las promesas y parece ser cierto que la gente olvida de lo que se incumplió antes.  Llegan los sinvergüenzas con sus sonrisas congeladas a besar a los niños sucios de los pueblos jóvenes y a regalarles algunos kilos de fideos o azúcar y caramelos.

Es necesario que esa gran masa piense que en ese acto electoral tienen el poder y deben saber usarlo. Se requiere información y reflexión. Es necesario salir al paso de los mensajes que los publicistas de esta gentuza  quieren colocar en la mente de los electores. Para ello debemos recurrir al diálogo en las esquinas, en las calles, en las plazas, en todo lugar que sea propicio. Nuestra vida depende de ese acto, reflexionemos con los electores.
No dejemos a los comerciantes de la política, a los intelectuales y profesionales formados en las universidades la tarea de orientar a través de los medios. Todos tenemos la responsabilidad de ejercer nuestra opinión y compartirla. Con mayor razón los escritores y toda persona culta están obligados a orientar en política. 

CAMBALACHE ha decidido ejercer ciudadanía en la red y espera que se animen muchos más a multiplicar este afán para llegar a mayores públicos. 


                     

1. Alberto Fujimori y su familia son un peligro para nuestras vidas.

Leemos en algunos diarios que las encuestas presentan a la familia Fujimori con gran aceptación del electorado y viendo los resultados de las últimas elecciones nos asombramos que haya tanta gente con velos en los ojos.

Entonces tenemos que salir al paso de quienes  manifiestan opiniones en Facebook sobre  A. Fujimori y su gobierno, a propósito de la negación al pedido de su indulto.  No dejo de sorprenderme de la fuerza con la que se defienden cada una de ellas y cómo se desvaloriza o minimiza las opiniones en contrario. Lo que me parece más triste es que muchas son expresiones de gente joven. Yo tenía, tengo la convicción de que los jóvenes son jueces muy implacables, que tienen una visión del futuro que exige una acción limpia y bien intencionada –por decir lo menos- de los gobernantes. Recuerdo las grandes movilizaciones de los jóvenes en la Marcha de los Cuatro Suyos.

¿Cómo entender que jóvenes o personas con cultura y educación académica adhieran clichés colocados en la mente de la gran masa, sin mayor reflexión? Todos repiten las frases que se repitieron y repiten por los medios adictos al poder que medró bajo la dictadura.

Revisemos las principales expresiones:

Se dice:

El gobierno de A. Fujimori ha sido el mejor gobierno del Perú.
Combatió la inflación y mejoró la economía del país.

Digo:
A. Fujimori llegó al poder con ayuda del gobierno aprista asustando a la clase popular. Mientras M. Vargas Llosa, con sinceridad, anunciaba un shock para recuperar  el manejo de la economía, y para el cual decía tenía ya un fondo comprometido de países europeos para paliar sus efectos,  A. Fujimori repetía en cada plaza que él no aplicaría ningún shock.
La realidad: El shock.
A. Fujimori, que solo aspiraba a una senaduría, de pronto se vio en el poder. Y aplicó el shock. ¿Quién lo sufrió? El pueblo. ¿Cuánto creció el índice de tuberculosos y pobreza extrema? Eliminados los subsidios, los precios se fueron a las nubes.

Pérez de Cuéllar, nuestro diplomático estrella,intervino para lograr que el Perú se reinsertara en la economía mundial, es decir que sea readmitido por la banca internacional y el FMI. El Perú había sido declarado inelegible, es decir, paria, entre los inversionistas porque el Sr. Alan  García había decidido pagar solo el diez por ciento del presupuesto nacional para cumplir con la deuda externa, como recurso populista de su gobierno que iba en caída.


¿Qué significó este hecho?

Que el FMI dirigiera la economía del Perú, y que dictara medidas, como:
Eliminar los subsidios (allí el shock),Se despidieron trescientos mil empleados públicos (muchos compraron combis y carros usados y se originó el caos en el tránsito que vivimos hasta ahora),Se privatizaron las principales empresas del estado (el dinero se lo robaron, fueron   miles de millones de soles que no se sabe –o tal vez sí se sabe- a dónde fueron a parar). ¿Sirvió para invertir en el desarrollo de los pueblos del interior? No. ¿Adónde fue ese dinero? Entonces, ¿quién derrotó la inflación?  El pueblo, que  sufrió hambre, tuberculosis y miseria.

Y en este panorama, el Sr. Fujimori y su familia robaba. Su esposa Susana denunció a su cuñada Rosa, esposa de Víctor Aritomi,  (nombrado embajador en el Japón, con mucho cálculo) de vender en su beneficio la ropa que donaba el Japón. Esa era la verdadera cara del gobierno que se decía popular, que hasta esos pequeños dineros atrapaban, aunque no eran tan pequeños.

Que construyó carreteras, colegios y realizó otras obras, pero claro, ¿qué gobierno no dispone del presupuesto nacional para hacerlo? Está obligado a hacerlo. Igual publicitan todos los gobiernos (Alan García, Alejandro Toledo, y lo hará Humala). Hacen una lista de sus “obras”. Pero no dicen nada de cuánto ha ido a parar a sus bolsillos. Lo triste es que la gran masa  ha llegado a meter en su cabeza “que robe pero que haga obras”.

Por cierto que los poderosos,  los ricos, los que se enriquecen cada vez más celebran y aplauden. Al pueblo se le entretiene con el circo más chabacano y grosero, tal como llegó en la televisión venal durante el gobierno del dictador.Entonces, ¿quién derrotó la inflación?¿Mejoró el pueblo su condición? Los ricos fueron más ricos.


Derrotó el terrorismo.
No. Sendero Luminoso comenzaba ya su final, su derrota.Ningún movimiento revolucionario triunfa sin el apoyo, sin el concurso del pueblo. ¿Por qué no lo recibió este movimiento?  Es y será tema de estudio. ¿Cómo podía obtenerlo si asesinaba autoridades populares, alcaldes y dirigentes comunales, si mataba ancianos, mujeres, niños y secuestraba púberes para adoctrinarlos? ¿Cómo podía triunfar si su líder estaba cómodo en la capital   y no en el campo de batalla, luchando hasta el final?

Este movimiento sacrificó muchas vidas de jóvenes que creyeron posible una revolución que trajera justicia social a un  país violentado desde siempre.

Este movimiento no tuvo apoyo popular. En este contexto las rondas campesinas enfrentaron a los grupos subversivos. Ya Sendero luminoso estaba derrotado. Fue también el momento en que las fuerzas armadas actuaron sin miramientos, con todo el odio cultivado por la historia contra los indios, los miserables de la sierra peruana, los pobres. La Comisión de la verdad ha dejado en blanco y negro las acciones de estas fuerzas.

En la debilidad de este movimiento tuvo éxito el empleo del dinero necesario en inteligencia para capturar a sus líderes principales. Y también permitió la creación del grupo Colina, con dinero del presupuesto nacional, del SIN, para cometer crímenes de lesa humanidad. Por esto ha sido condenado el Sr. A. Fujimori. Es innegable, ha sido juzgado con la observación internacional, y ha sentado jurisprudencia. Sostener lo contrario es un absurdo. ¿Cuánto sufrimiento en las familias que vieron a sus esposos, esposas, hijos, hijas, niños y ancianos torturados y asesinados, quemados por las fuerzas armadas que desviaron su función? (Los Cabitos es un referente) ¿Cuántos condenados por los jueces sin rostro fueron después liberados porque eran inocentes –y aquí un homenaje al padre Lansier- y que sirve a la gentuza política que ha medrado y medra con la ignorancia de la gente para decir que se han soltado a terroristas?


¿Qué A. Fujimori derrotó al terrorismo?


No, Sendero Luminoso ya estaba derrotado. El señor A. Fujimori solo añadió crimen y debe mucha vida inocente.

Entonces, ¿cómo podemos sostener lo insostenible? ¿Somos amnésicos?  ¿No tenemos capacidad de leer la información que está al alcance de nuestras manos?

El señor A. Fujimori es un reo condenado por corrupto, asesino y ladrón. Y goza de las mejores condiciones de carcelería que no tiene ningún reo en el país. ¿Qué preso va a la clínica más costosa del país apenas tiene un dolor de estómago? ¿Qué preso recibe visitas a toda hora e incluso a Los iracundos el día de su cumpleaños y celebra las bodas de su hija en sus ambientes de reclusión? ¿Qué preso de los que se hacinan en Lurigancho lo hace? Ni losnarcotraficantes. ¿Y así se dice que sufre? Habría que preguntarles qué les parece a los miles de presos de las cárceles del país.

¿Cuál ha sido la obra del Sr. Fujimori?

Además de fortalecer al gran dinero y embriagar al pueblo con propaganda populista, lo principal e importante a considerar es:

Corrupción de las instituciones del estado:

En el congreso
: Compró congresistas, tránsfugas,  mediante su asesor y cómplice Vladimiro Sr, Montesinos (videos hablan).

En el Jurado Nacional de Elecciones
: Su presidente fue juzgado y condenado. Estuvo a su servicio. Lo corrompió.

En  las Fuerzas Armadas:


Están presos el Presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, General Hermosa, el denominado por el dictador “general victorioso”, por ladrón, y muchos oficiales por la misma razón.

Sometió a los oficiales a la subordinación a un individuo de baja ralea, V. Montesinos,  a quien dotó de gran poder. Los sometió a la ignominia de arrodillarse a firmar una carta de sujeción y de juramento del tipo que suele contraer la mafia criminal.

No es la institución la que fue herida. Fueron las personas que sirvieron a un régimen corrupto y que medraron bajo su amparo. Fueron quienes traicionaron a sus propios subordinados, quienes incluso metieron las manos en su caja de retiro y lo desfalcaron y les robaron su  jubilación, es decir,  su futuro final.

Corrompió al Poder Judicial.

Está preso quien detentó la máxima jerarquía del poder judicial, el presidente de la Corte suprema, el doctor Medrano.

Y con él cuántos jueces y la justicia que es garantía de la ciudadanía fueron violentados. Muchos están presos, juzgados y sentenciados. Fue la obra de A. Fujimori.


Crímenes, dolor, vidas violentadas.
Esterilizaciones forzadas.

Pobres campesinas sometidas a la esterilización por exigencia del gobierno para cumplir con el número señalado. Pobres médicos, enfermeras, que tuvieron que cumplir con estas directivas. ¿Quién puede resarcir el dolor,  las muertes? Y el Sr. Fujimori es quien decidía. ¿Y ahora tenemos que escuchar que no  se tiene humanidad con este reo que goza del mejor de los ambientes de reclusión del país, que va a la clínica más cara del país, que recibe visitas de todas las personas que quiere?  Que lo digan las personas que han medrado y medran todavía (las cuculiza, las salgado, las chávez, quienes son nada sin su patrón) es comprensible, pero ¿los jóvenes inteligentes, las personas que piensan? ¿Cómo es posible? ¿Con tanta información?


Prensa chicha


Nunca, en la historia del país, se llegó tan bajo en  grosería, en chabacanería, en vulgaridad, en tanto festín de sangre y sexo como en las primeras planas de  lo que se llamó diarios chicha y qué sorpresa también en diarios considerados serios, que después supimos sirvieron al régimen por interés económico (crecieron).
(¿Se olvidan, jóvenes, lo saben, lo supieron?)

Un golpe de estado.


Disolvió el Congreso de la República con el apoyo de las Fuerzas Armadas que ya había sometido. Destruyó el orden democrático. Que el Congreso de la República, en sus fueros, actúa a su albedrío es cierto, pero no es pretexto para destruir la institucionalidad democrática.


Finalmente, fue juzgado y condenado.
Todos somos iguales ante la ley. Todos.
¿Y el dinero?
¿Se sabrá algún día cuánto robó este señor?
Se sabe de las muchas maletas que sacó el día que se fugó del país, ¿cuánto oro se llevó, o dólares, cómo saberlo?

Para haber podido vivir en el barrio más costoso de Japón.Para poder vivir en Chile en el condominio más exclusivo de la capital. Para que sus hijos sin trabajar puedan haber estudiado en universidades americanas caras y puedan vivir ahora sin preocupaciones económicas.


¿De qué país estamos hablando?


El señor Alberto Fujimori fue juzgado a la luz del mundo, con todas las garantías de proceso, y condenado: Es asesino, ladrón y corrupto.
Es lo real.

Lo demás es el dinero que compra periódicos  (El Comercio, El Correo, El Trome …), radio  (RPP), TV, Canal N, 2, 4, etc.

¿Cuánto más podríamos decir sobre este señor?

La información está fresca. Basta abrir los periódicos que publican de vez en cuando  prontuarios y que vale la pena leer.